Lo mejor de China

Mucho se ha dicho en el lado occidental del mundo de la creciente economía y potencia de la China. Nuestra visita a las ciudades de Beijing y Shanghái nos dio una idea de su expansión económica, pues podíamos ir a cualquier parte haciendo uso de sus sistemas eficientes de metro, autobuses eléctricos, motos eléctricas y ecológicas, contemplando muchos edificios modernos e impresionantes. Pero cuando mirábamos de cerca la vida de los ciudadanos que se desenvolvía frente a nuestros ojos, nos dábamos cuenta de que el auge económico en la China no está tocando todos los hogares. La brecha entre los que conducen coches de lujo por la ciudad y los que duermen en el suelo a fuera de una estación de tren es enorme. Una imagen muy extraña del comunismo, muy distante de lo que creemos un comunismo de verdad implicaba. La desigualdad en la China es una de las más extremas del mundo, algo quizás imperdonable para un gobierno comunista. Aunque la clase media urbana está creciendo rápidamente, aproximadamente el 70% de la población de la China sigue siendo rural y pobre. El acceso a la educación y los servicios médicos no son gratuitos. El derecho al voto y la protesta parecen inexistentes o al menos no practicados, la mayoría de los chinos a quienes les preguntamos sobre el estado de estos “derechos” nos dio respuestas inconclusas. Algunas personas nos dijeron que protestar es prohibido, pero otros dijeron que se puede solicitar un permiso para protestar. Algunas personas nos dijeron que podían votar por representantes, quienes en su nombre eligen al presidente. Pero otras personas nos dijeron que la gente no puede votar en la China y que ellos jamás lo han hecho. Dejamos el país con muchas preguntas sin resolver acerca de lo que hoy se conoce como Comunismo en la China y nos seguimos preguntando si existe alguna diferencia entre su forma actual de gobierno y una dictadura. Lo que sabemos a ciencia cierta, es que el Gobierno Comunista de la China controla estrictamente el acceso de sus ciudadanos a la información. Redes de comunicación e información mundial como Google, Facebook, Twitter y YouTube están bloqueados al público. Esta es probablemente la razón por la cual a todas las personas de la China a quienes les preguntamos sobre Tíbet, expresaron tener la firme creencia de que el Tíbet es parte de la China, que su gobierno está ayudando a la gente tibetana y que las bondades del Dalai Lama son inciertas.