El sabor tradicional de Japón
Cuando pensamos en nuestros momentos más memorables en Japón, recordamos el sabor de esos preciosos instantes en los que nos escapamos de la modernidad y disfrutamos experiencias tradicionales de su cultura. Nos enamoramos de sus onsens (aguas termales), los pueblos antiguos de Tsumago y Magome, templos escondidos entre la naturaleza y espectáculos artísticos.
Durante nuestro viaje, visitamos tres onsens diferentes en las áreas de Tokio, Sapporo y Kyoto. Esta experiencia fue muy interesante, ya que nuestra timidez hacia la desnudez en público nos puso en contacto con las diferentes normas y costumbres entre América Latina y el Japón. Nuestro deseo de experimentar esta cultura y no dejar pasar esta oportunidad única nos animó a superar la ansiedad, dejándonos relajar en las piscinas de aguas termales minerales. Visitamos onsens al aire libre y en zonas cubiertas, y aprendimos acerca de los comportamientos esperados en estas instalaciones. Takaragawa Onsen, un grupo encantador de piscinas al aire libre situadas al lado del río, fue una introducción perfecta a esta parte de la vida Japonesa. Algunos japoneses dicen que el único aspecto distintivo de su cultura, algo que no se originó en última instancia en el continente asiático, son los Onsens. Hay relatos de aguas termales en los primeros registros históricos de Japón y es casi seguro que los japoneses han estado bañándose en onsens, siempre y desde cuando han existido japoneses.
Otra de nuestras experiencias favoritas en Japón fue hacer la caminata entre los pueblos de Magome a Tsumago, siguiendo el camino que ha conectado ambos pueblos durante siglos. Este agradable paseo de tres horas fue decorado por hortensias de colores florecidas, los sonidos del río, casas de labranza tradicionales, molinos de agua antiguos, sembrados de arroz verdes brillantes y las luces del sol se filtraban entre las hojas del bosque. Al llegar a Tsumago, una pareja de ancianos nos dio la bienvenida, acogiéndonos en su casa. Este tipo de alojamiento en una casa de familia se llama Minshuku. La experiencia fue conformada con deliciosos platillos japoneses, un baño tradicional, dormir en una habitación tatami y usar kimonos. La calidez de nuestros anfitriones fue más allá de las barreras del idioma, haciéndonos sentir cómodos a todo momento. Tsumago ofrece una hermosísima arquitectura tradicional con las montañas como telón de fondo. Transportándonos a un tiempo en el que la velocidad de la vida en Japón era diferente. Por la noche, el silencio y las escasas luces por la calle nos hacían sentir como si realmente hubiéramos retrocedido en el tiempo.
También nos enamoramos de los diferentes templos sintoístas en medio de la naturaleza que visitamos a lo largo de todo país. Sintoísmo es la religión antigua y original de Japón y está profundamente arraigada en el estilo de vida japonés. Sintoísta no tiene un fundador o un libro santo, ni siquiera el concepto de conversión religiosa, sino los valores sintoístas, por ejemplo, la armonía con la naturaleza y las virtudes como magokoro (corazón sincero). En Shinto, alguna divinidad se encuentra como kami (espíritu divino) o se puede decir que hay un número ilimitado de kami. Las personas pueden encontrar a kami en la mitología, la naturaleza y los seres humanos. Los japoneses sienten gratitud hacia kami y dedican altares a muchos de ellos. Jardines zen con su simplicidad y belleza fueron también lugares maravillosos para relajarnos y contemplar.
En las ciudades a Tokyo y Kyoto, asistimos a presentaciones culturales de artes tradicionales de teatro Kabuki y baile Kyomai. Kabuki se caracteriza por la vestimenta de los personajes, el maquillaje y las historias de tiempos imperialista. Kyomai es un estilo de baile de Kyoto nacido en el siglo XVII que adopto la elegancia y sofisticación de las cortes imperiales. Esta danza es realizada por Maikos y Geishas que atraen a la gente con sus coloridos trajes y magnífica puesta en escena.
Estas experiencias hicieron que nuestra visita a Japón fuera única en comparación con las visitas a otras culturas asiáticas. Estas tradiciones han existido y han sido disfrutadas por personas locales en las islas durante siglos y hoy siguen atrayendo a turistas. Nos sentimos complacidos de haber degustado el sabor tradicional de Japón, pero una sola prueba no ha sido suficiente y estamos deseosos de volver.