Zanzíbar – un viaje histórico al paraíso
Nos embarcamos en un barco desde Dar Es Salaam a Zanzíbar el 30 de Enero del 2014 y pasamos 6 días disfrutando de la isla. De Stone Town, nos dirigimos hacia el norte en dallas- dallas, un minibús, hacia la playa de Nungwi por cuatro noches. Nuestra estancia en este paraíso de arena blanca y aguas turquesas del Océano Índico fue sin duda una vacación a nuestras vacaciones. Una mañana, durante la marea baja, caminamos en la playa, siguiendo los pasos de mujeres y niños locales que recogían ostras, pulpos, anguilas, peces y otros mariscos. El océano había revelado su esqueleto, revelando corales de diferentes formas, estrellas marinas de colores vibrantes, erizo y anémonas sirviendo de hogar a peces payaso.
Otro día, nos embarcamos en un dhow, un barco tradicional de madera, hacia Mnemba Island y disfrutamos de esta reserva natural careteando por sus orillas durante horas. ¡Nos sorprendió la diversidad y cantidad de vida marina que pudimos ver nadando desde la superficie! Desde la playa Nungwi también nos aventuramos en un viaje de buceo y completamos dos inmersiones en Hunga y Mwana wa Mwana. La experiencia de buceo estuvo llena de espectaculares formaciones coralinas, peces y anguilas. Cada día, después de estas aventuras acuática, disfrutamos la tarde sumergiéndonos y jugando en las aguas transparentes de este paraíso a sólo unos pasos de nuestra habitación. ¡La vida era maravillosa en Zanzíbar!
Playa Nungwi durante marea baja
Erizo de mar durante marea baja
Cardumen
Cardumen
Después de descansar durante unos días en el norte de la isla, volvimos a Stone Town en dallas- dallas. Estos minibuses son no sólo la forma más económica de viajar alrededor de la isla, pero probablemente una oportunidad única de interactuar con los lugareños. El viaje nos regaló el paisaje de los pueblos a lo largo de la carretera y recuerdos significativos. Un recuerdo especial, un niño que estaba sentado junto a Sal se mareo durante el trayecto y vomitó por todas partes, ¡incluyendo a sus vecinos! A pesar de la molestia que causó a todos los pasajeros a su alrededor, la solidaridad de la gente de Tanzania fue más grande. Todo el mundo alrededor hizo lo mejor que pudo para ayudar al niño y ayudar a su padre a limpiar. Nos impresionó ver a otro joven que viajaba en el autobús, que no tenía ningún parentesco con el niño o lo conocía en absoluto, sosteniéndole una bolsa plástica durante el resto del viaje. También hicimos nuestro mejor esfuerzo para ayudar a proporcionar bolsas de plástico. Sal nunca se arrepentirá de viajar al lado de un niño, nada le causa más dicha que los niños 🙂
Ya de regreso en Stone Town, nos encantó perdernos por las calles laberínticas de arquitectura árabe, caminando de lado de las mujeres y hombres locales en sus trajes musulmanes tradicionales y degustando deliciosos jugos de caña de azúcar, pizza Zanzíbar y pulpo asado en el mercado nocturno en los Jardines Forodhani. Tuvimos la suerte de asistir a un espectáculo de música Taraab sublime, los sonidos de sus instrumentos y letras tradicionales se clavaron directamente en nuestras almas. Durante nuestros dos días en la ciudad, visitamos el Museo del Palacio, el Antiguo Mercado de Esclavos, los Baños Persas Hamamni y el Museo de Zanzíbar. Todos estos lugares nos ofrecieron la oportunidad de descubrir la historia y la cultura de la isla de Zanzíbar, que es parte de la costa swahili donde el mundo continental de África se encuentra con el mundo marítimo del Océano Índico. La costa swahili es una estrecha franja de tierra, de unos 15 km (10 millas) de ancho, que se extiende desde el sur de Somalia hasta el norte de Mozambique e incluye las Islas Comores y el extremo norte de Madagascar.
Durante cientos de años, estos dos mundos han estado interactuando entre sí, dando lugar a una cultura cosmopolita y una población mixta que es tan característica de la civilización swahili. Diferentes características se unen a la costa, sobre todo es el idioma, swahili, así como la religión, el islam, poniendo como relieve un sistema tradicional de creencias, prácticas culturales, rituales, vestimenta y arquitectura. Estas similitudes se han intensificado a lo largo de los siglos por las fuertes interrelaciones económicas, sociales y culturales entre la costa swahili a través del Océano Índico con Arabia y la costa oeste de la India. La isla de Zanzíbar ha sido históricamente un epicentro importante de interacciones entre estos dos mundos.
Zanzíbar se desarrolló como la metrópolis del este de África durante la primera mitad del siglo XIX. Este período está asociado con el imperio del Sultan Seyyid Said, gobernante de Omán y Zanzíbar entre 1806 y 1856. Durante este período, hubo un enorme crecimiento en el comercio exterior desde Zanzíbar y en la producción de clavos, que se convertiría en la insignia de la isla. Todo el comercio de África oriental se centralizó en Zanzíbar y creció en marfil, esclavos y clavos de olor. Tratados comerciales fueron firmados con países occidentales, empezando por los Estados Unidos de América en 1833. Después de la muerte del sultán Said Seyyid, Zanzíbar se separó de Omán y en 1862 los dos se hicieron sultanato independiente bajo dos hijos de Seyyid Said. El recorrido por el Museo del Palacio ofreció interesantes objetos de la época y contó la historia de una de las hijas del Sultan Seyyid Said, la princesa Salme, quien aprendió secretamente a escribir. Ella emigró a Europa, se casó con un hombre de negocios alemán y se convirtió en la primera escritora de género femenino de África oriental en el siglo XIX.
Durante nuestra estancia en Stone Town, también visitamos el ultimo mercado público de esclavos en el mundo. En este mercado, muchos hombres, mujeres y niños de África Oriental y Central perdieron su libertad. La trata de personas fue detenida por el sultán de Zanzíbar el 6 de junio de 1873, tras el llamamiento hecho por el Dr. David Livingstone en 1857 a las Universidades de Oxford y Cambridge para liberar a África de la esclavitud.
La Iglesia Catedral de Cristo fue posteriormente construida allí por el obispo Edward Steere en 1874, en el lugar exacto donde la subasta de esclavos solía ocurrir. El número total de africanos que fueron esclavizados, vendidos y perdieron la vida allí es desconocido. Las cámaras subterráneas en las que eran recluidos los esclavos son horripilantes. Cuando los visitamos, las cámaras estaban vacías y aun así respirar era un reto, la experiencia de estar allí por unos minutos trajo lágrimas a nuestros ojos. Sin ventilación adecuada, luz, comida y baños, muchos africanos eran encadenados allí hasta antes de la subasta. Durante marea alta, el océano se filtraba en las cámaras y algunos esclavos se ahogaron. Muchos de ellos murieron por asfixia, abuso y desnutrición. El precio de un ser humano era determinado por su “fuerza”, que se media brutalmente por su capacidad para soportar azotes públicos sin llorar. Los niños eran separados de sus padres y añadidos como bono a los clientes que compraban un mayor número de esclavos. Incluso después de la abolición del mercado de esclavos, un mercado ilegal continuó teniendo lugar por 30 años más y los esclavos seguían siendo llevados desde África oriental y central a Zanzíbar, donde eran escondidos en una cueva natural en la isla.
La isla Zanzíbar es sin duda un lugar excepcional para visitar, pues ofrece una belleza natural, historia y cultura única. Una mezcla de placeres oceánicos y la tristeza de la esclavitud continúa navegando por nuestros pensamientos. La magnitud del dolor y sufrimiento que padeció el pueblo africano es incalculable. Zanzíbar fue el puerto de salida de muchos africanos que fueron llevados a América durante la colonización. Nuestro patrimonio e identidad se encuentra atado a su tragedia de tantas maneras, nos sentimos profundamente cerca a este capítulo de la historia. Nunca existirán suficientes palabras para expresar el dolor y desaprobación por lo ocurrido. Nadie podía perdonar ni olvidar la crueldad causada por la especie humana. Luego de la ira y la tristeza que nos causó, le dimos la bienvenida a la oportunidad de tener un conocimiento más amplio de lo que somos en esencia y el más profundo aprecio hacia la libertad que retenemos. África vive dentro de nosotros, estamos contentos de finalmente estar de regreso en nuestra madre patria!