Caminando por la frontera del Imperio romano
La Muralla de Adriano es uno de los más grandes monumentos que demuestran el poder del Imperio Romano. La pared tiene una extensión de 73 millas (117 km) y tardó diez años en completarse, originalmente era de 8 a 10 pies (2,4 a 3 m) de ancho y 15 pies (4,6 m) de altura. Los romanos invadieron y conquistaron la parte sur de Gran Bretaña y para proteger su territorio, en el 122 dC, el emperador Adriano ordenó la construcción de la pared. Formó la frontera más septentrional del Imperio Romano. El final de la Bretaña Romana se produjo después de las invasiones bárbaras a través de la frontera alemana en el año 406. Con el caos a sus puertas, Roma abandonó Gran Bretaña cuando el gobierno se derrumbó. En ausencia de una economía eficaz, control central y salarios para las tropas, se cree que algunos fuertes de la pared se pudieron haber convertido en centros para las comunidades locales. La Muralla de Adriano es hoy un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO.
Planeamos una caminata de 7 días desde la ciudad de Carlisle a Newcastle-upon-Tyne a lo largo de la Muralla de Adriano. La mayoría de los excursionistas que nos encontramos a lo largo del sendero cargaban sólo una mochila pequeña con bocadillos y agua, porque el alojamiento y las comidas están disponibles a lo largo del camino. Pero nosotros, decidimos llevar nuestro propio equipo de campamento y comida.
Para esta caminata multi-día, tomamos comida precocida suficiente para 6 cenas, 2 almuerzos, meriendas y desayunos, incluyendo unos panqueques, barras de fruta y frutas frescas. También llevamos 3 contenedores que pueden contener 3,5 litros de agua para llenarlos en el camino. Nuestro equipo de campamento incluye una tienda de campaña para dos, esteras inflables, ropa térmica y bolsas delgadas y sintéticas para dormir hasta a 0C (32F) que compramos para este viaje. La mochila de Sal era de unos 15 kg (33 libras) y la de Gisela de 11 kg (24 libras). El peso extra valió la pena pues nos permitió ahorrar una significativa cantidad de dinero al comer por nuestra cuenta y acampar independientemente en lugares ocultos, cerca al sendero.
También pudimos disfrutar y apreciar algunas comidas y cervezas en los bares locales a lo largo del camino, que son sin duda una necesidad para completar esta experiencia por la campiña británica.
Partimos en esta aventura el 4 de septiembre de 2014 de la ciudad de Carlisle. El primer día hicimos una excursión 11 millas en un terreno fácil, plano y agradable. Almorzamos por uno de los ríos a lo largo de esta ruta histórica, cruzamos varios puentes y nos sentimos impresionados por la actitud amable y conversadora de los lugareños que nos encontramos. Todos parecían genuinamente felices de vernos caminando a través de sus tierras. El sendero está bien marcado y por el se atraviesan diferentes granjas de alfombras verdes de hierba extensa donde las ovejas y las vacas comen todo el día.
Puertas pequeñas para excursionistas se abran y cierren mientras caminan para separas las granjas y secciones donde los animales quedan encerrados. Alrededor de las 4 pm nos encontramos un área oculta entre dos granjas para establecer el campamento. Temprano en la mañana siguiente, Sal intentó despertar a Gisela pues temía que íbamos a ser capturados por estar acampando ilegalmente. Sal se imaginó a los agricultores echándonos de sus tierras con los rifles en sus manos y Gisela se rio tratando de tranquilizarlo, no debíamos preocuparnos, no estábamos en los Estados Unidos. Finalmente decidimos dormir un poco más, ¡a esa hora ni siquiera las ovejas se habían despertado!
Lo más destacado de nuestro segundo día fueron todas las diferentes moras en el camino. Durante un tiempo tuvimos que resistir la tentación de probarlas ya que no estábamos seguros de si eran venenosas. Pero entonces vimos una señora local recogiendo algunas de las pequeñas moras en temporada para hacer un pastel, ¡no podíamos parar! Este fue el gran comienzo de una fiesta que duraría tantos días como estuvimos caminando. Las pequeñas moras eran tan deliciosas que no podíamos comer suficiente de ellas. Ese día también cruzamos diferentes puentes, ríos e incluso llegamos a ver una hermosa cascada. Al final del día y luego de haber caminado 9 millas, encontramos una zona para acampar cerca de un río y nos quedamos dormidos con el sonido de fondo de la corriente.
El tercer y cuarto día fue agotador y montañoso, pero probablemente los tramos más pintorescos de la muralla. Caminamos 11 y 15 millas, respectivamente, en esos días que nos llevaron a través del Parque Nacional de Northumberland. Los restos de la muralla de Adriano nos hicieron pensar en el imparable esfuerzo humano por controlar y dominar el territorio. Esta no es la primera pared que visitamos durante nuestro viaje por el mundo, la Gran Muralla China, el Muro de Berlín y la pared que separa los territorios de Israel y Palestina también vinieron a la mente. La silueta espectacular de la Muralla de Adriano por el acantilado de las montañas no podía borrar el sentimiento melancólico hacia un pasado que sigue persiguiendo a la humanidad hoy en día. Todos nuestros recursos son gastados constantemente con el objetivo de dividir no de unir, de tomar no de compartir, para pelear no para comprometer. Gran parte de lo que somos hoy y de los problemas que enfrentamos a nivel mundial es consecuencia de siglos de explotación, colonización y control militar.
Quisiéramos que la Muralla de Adriano fuera sólo un recuerdo de un pasado ya superado, pero en cambio, es una prueba fehaciente de las lecciones que no hemos sido capaces de aprender. A medida que se acercaba el día de las votaciones para el referéndum sobre la independencia de Escocia de Gran Bretaña (18 de septiembre de 2014), la existencia de un proceso pacífico y democrático de liberación parecía ser una luz de esperanza al final del túnel.
En el quinto y sexto día, caminamos 12 millas cada uno. El clima estuvo perfectamente soleado y sin lluvia durante toda nuestra aventura. Sin embargo, la condensación de la mañana mantenía la hierba mojada y las malas condiciones de nuestros zapatos luego de caminar con ellos por casi 2 años no era suficientemente buena para mantener nuestros pies secos y protegidos. Luego de días de senderismo, nuestros pies tenían múltiples cortadas y ampollas por estar caminando mojados durante largos períodos de tiempo. En la quinta noche, calculamos que estábamos más cerca al final de la ruta de lo previsto y como encontrar lugares para acampar se hacía cada vez más difícil, decidimos esforzarnos para completar la caminata y terminar un día antes de lo anticipado.
A la mañana siguiente nos despertó una vaca curiosa lamiendo nuestra carpa. La lengua de la vaca estaba tocando el material de color rojo y llamativo del cobertor de la carpa, fue divertido y aterrador. Probablemente estaba hambrienta, pero hasta ese momento ya llevamos 700 días sin hogar y no queríamos correr el riesgo de perder nuestro único refugio. Era difícil de asustarla, ¡la vaca era demasiado linda!
Empezamos nuestro último día de caminata temprano. Múltiples cilindros de heno secándose sobre las colinas de oro llamaron nuestra atención, la composición parecía una pintura surrealista. Ese día dejamos de caminar en el centro de Newcastle-upon-Tyne. Después de un viaje de 70 millas en 6 días, estábamos caminando lentamente, cojeando, pero con el ánimo arriba. El paisaje de Gran Bretaña es precioso y no podríamos haber pedido un mejor clima ni un mejor lugar para estar en contacto con la naturaleza después de meses de viaje por distintas ciudades por Europa. El camino de la Muralla de Adriano es sin duda una experiencia muy agradable, tal vez ¿a usted también le gustaría añadirla a su lista de aventuras? 😉