Lo mejor de Francia

París es una ciudad para perderse en ella y amar donde disfrutamos cruzando puentes románticos que nos llevaban hasta la catedral gótica de Notre Dame. París es una ciudad excepcional con encanto, historia y elegancia, al igual que su magnífica torre Eiffel, para contemplarla sus lucecitas resplandecientes día y noche. Fuimos a visitar las Catacumbas subterráneas y fuimos sorprendidos por los millones de huesos humanos que descansan allí en un alarde creativo. En París, jugamos a darnos “besos franceses” en todas las esquinas y probamos quesos, vinos, crepes dulces y salados a pesar de los altos precios. Fue como estar en el paraíso. Gisela ama los croissants y estábamos emocionados al aprender que la forma del pan significa si se han sido hechos con mantequilla (forma recta) o margarina (forma de medialuna), ¡genial! También visitamos Burdeos, una ciudad de arquitectura antigua y vinos deliciosos. Nos sentimos felices y seguros desplazándonos por todas partes de esta ciudad. Comer mariscos y tomar vino a la hora del almuerzo el sábado en el mercado local fue una delicia que jamás olvidaremos.