Lo mejor de Portugal

Oporto es una ciudad de edificios decorados con azulejos, famosa por sus vinos de postre y artesanías de corcho. Muchos de los edificios en el casco antiguo ponen de manifiesto que el tiempo ha pasado. La mayoría de las estructuras no han sido restaurados dando a la ciudad una sensación de autenticidad y realidad que verdaderamente apreciamos. Porto no es predecible como tantas otras ciudades europeas que habíamos visitado, por el contrario, nos pareció única y emocionante, una ciudad que nos cautivó con su propio encanto y sus colores, una ciudad donde es creíble que la gente vive día a día. En Porto, disfrutamos comiendo la francesinha tradicional y degustando vinos de Oporto. También nos enamoramos de las pequeñas calles y viejos tranvías de color amarillo en el barrio de Alfama en Lisboa. La capital de Portugal ofrece también el mejor pastel de nata de la nación, un delicioso y famoso postre que comimos casi a diario. Un par de noches, asistimos a una presentación en vivo de fado, la música tradicional portuguesa. Los hermosos ritmos, instrumentos y letras del Fado hicieron que Gisela recordara los pasillos y la música tradicional colombiana. Lisboa mantiene atributos similares a otras ciudades emblemáticas del mundo: tiene un Cristo Redentor como Río de Janeiro, un puente similar al puente Golden Gate en San Francisco, y Tuk-Tuk o rickshaws como los de Tailandia o la India. ¡Visitar Lisboa puede sentirse como un viaje a muchos rincones del mundo y mucho más!