Lo mejor de Paraguay
Visitamos Paraguay durante 17 días desde el 29 de septiembre de 2015, luego de entrar en el país en autobús procedente de Villamontes, Bolivia a través de la frontera en el Chaco. Este fue un largo camino por tierra, con un montón de puntos de control antinarcóticos y la humedad. Sal necesitaba usar su pasaporte salvadoreño para entrar Paraguay porque los salvadoreños no necesitan visa y los ciudadanos de los Estados Unidos sí. Luego del drama que tuvimos con Bolivia cuando no nos dejaron cambiar de pasaportes, decidimos ir a consultar esta situación en la Embajada de Paraguay en La Paz, donde un diplomático explicó que a Sal se le debe permitir el ingreso a Paraguay como ciudadano salvadoreño, incluso si se había utilizado su pasaporte de EE.UU. para entrar y salir de Bolivia. Sin embargo, él nos advirtió diciendo que lo más probable era que enfrentaríamos desafíos con los funcionarios de inmigración en la frontera paraguaya en el Chaco. Una vez que llegamos a la frontera, los funcionarios paraguayos le dieron a Sal un poco de problema, afirmando que “era permitido utilizar sólo un pasaporte.” Sal explicó que habíamos consultado con la embajada y les aseguró que era perfectamente legal para él viajar con su pasaporte salvadoreño. Las autoridades paraguayas nos hicieron esperar un corto tiempo, pero finalmente estamparon su pasaporte diciendo “que nos habían hecho un favor.” Gisela utilizó su pasaporte colombiano para entrar sin ningún problema. Nos dieron 90 días para permanecer en el país. Al final, nos quedamos satisfechos con el resultado, sin tener en cuenta el reto que nos encontramos nuestra meta se cumplió, llegamos a Paraguay, país número 61 en nuestro viaje. 😉
Durante nuestros días en el país viajamos un total de 39,5 horas en autobús e incluso a dedo una vez, haciendo paradas en Filadelfia, Concepción, Santa María del Aguaray, Laguna Blanca, Asunción, Encarnación y Ciudad del Este. Estábamos felices viendo a los locales bebiendo Terere (yerba mate fría) y escuchándolos hablar en guaraní por todas partes en Paraguay. Aunque no podíamos entender una palabra de lo que decían, verlos preservando su lengua nativa y sus tradiciones nos llenó de gran alegría. Por primera vez en América Latina, nos sentimos como en otro continente debido a la fuerte prevalencia de la lengua guaraní. Paraguay, desde un punto de vista cultural, es un país muy singular e interesante para visitar. Desde que llegamos a Paraguay, las personas nos hicieron sentir como en casa. Nos encantó su actitud amable, siempre abierta a iniciar una conversación, curiosos por saber de dónde veníamos y amables al responder a nuestras preguntas sobre su país. Esta fue también la misma impresión que nos dieron la gente en el Chaco paraguayo. Los paisajes y los indígenas nativos de esta región nos recordaron a Australia: suelos muy planos, áridos, de color rojo con diferentes especies de árboles y arbustos, así como un problema notorio de alcoholismo en los hombres. La única cosa que nos molestó fue el mal hábito de los paraguayos de tirar basura por todas partes. Observamos este comportamiento en todo el país, era muy triste ver a la gente tirando basura desde las ventanas del bus y en las calles de cada ciudad. Cuando le cuestionamos a la gente su comportamiento su respuesta fue aún más decepcionante: “aquí, es así.”
Paraguay es probablemente el único país que tiene una sopa sólida, la sopa paraguaya es similar al pan de maíz. La mayoría de sus comidas se basan carne, muy similar a las de Uruguay y Argentina. A los paraguayos les encantan los asaditos (pinchos de carne), empanadas y lomitos. Todos los platos se sirven generalmente con mandioca hervida (yuca o mandioca). También hacen chipa, un pan tradicional hecho con harina de mandioca y queso. El país también tiene algunos platos extranjeros que han llegado a ser tradicionales, tales como el delicioso lomito árabe, una envoltura shawerma de los inmigrantes árabes, y el sushi, de la comunidad japonés en Encarnación.
También tuvimos la suerte de tomar tereré con paraguayos que estaban siempre dispuestos a compartirlo a lo largo de todo el país. Nuestra experiencia más memorable tomando terere fue durante un viaje a dedo de 5,5 horas, mientras el conductor nos contaba su historia de vida. El terere es la bebida tradicional paraguaya y una experiencia de interacción social, es la yerba mate con agua fría mezclada con “yuyos” (diferentes hierbas medicinales), ideal para las altas temperaturas de este territorio.
Paraguay tiene hechos históricos y políticos interesantes. Fue el primer país en lograr independencia total de la colonia española el 14 de mayo de 1811 y el único que la obtuvo de una manera pacífica y sin ninguna guerra o pérdida de sangre. Paraguay también ha sido la nación sudamericana que sufrió la dictadura más larga, 35 años, bajo el control del general Alfredo Stroessner entre 1954 y 1989. Las guerras más conocidas del Paraguay son la del Chaco y la de la Triple Alianza. La Guerra de la Triple Alianza en la que Paraguay intervino para ayudar a defender a Uruguay de Brasil, pero terminó luchando contra la alianza de Argentina, Uruguay y Brasil. La guerra comenzó en 1865 y terminó en 1870 con la pérdida de un significativo territorio paraguayo. La guerra del Chaco comenzó en 1932 y duró casi 3 años. Fue iniciado por Bolivia en un intento por obtener acceso al océano luego de haber perdido la guerra del Pacífico contra Chile. Paraguay fue capaz de defender su tierra y ganar esta batalla.
En la actualidad, Paraguay es un escenario de pobreza, plantaciones de marihuana, tráfico de drogas, y altos niveles de corrupción gubernamental. Mientras estábamos en Paraguay los estudiantes estaban llevando a cabo fuertes protestas por casi un mes contra la corrupción en la universidad pública en Asunción y su rector. Gracias a estas protestas el rector, que había estado cobrando mucho dinero para múltiples clases que no enseñaba y dándole cargos docentes a miembros de su familia no cualificados, fue despedido y enfrenta cargos legales. En todo Paraguay la falta de inversión del gobierno en su población es tristemente evidente, en el sistema de carreteras decadente que mantiene a los pueblos olvidados aún más aislados. Admiramos la bondad y la alegría con la que los paraguayos actúan independientemente del profundo abandono que enfrentan de sus líderes. Nos alegramos por el despertar y las protestas de los jóvenes y estudiantes, lo que trae esperanzas de un futuro prometedor para que esta sociedad vuelva a estar de nuevo a la vanguardia de América del Sur.
Nuestra primera parada durante un viaje a Paraguay fue Filadelfia, una comunidad menonita fundada en 1927 en el Chaco paraguayo por los protestantes alemanes que se escaparon del régimen de la unión soviética durante la Primera Guerra Mundial, ya que ellos estaban obligando a unirse al ejército y les expropiaban sus propiedades. Visitamos los museos de los menonitas y aprendimos sobre la historia de esta colonia y sus creencias, que difieren de las de la Iglesia Católica en aspectos muy importantes. Los menonitas creen que el bautismo debe ser un acto de fe consciente practicado a una edad adulta y vivir una vida de pacifismo, rechazando las leyes que los obligan a unirse al ejército o para participar en la guerra. La iglesia menonita fue financiada en 1860, pero sigue las enseñanzas de los Anabaptistas en el siglo XVI en Europa. Paraguay, con 32,214 menonitas, tiene la mayor población menonita en América del Sur. ¡Filadelfia con su comunidad menonita, mercado organizado y coloridos atardecer nos impresionó! La única cosa que nos molestó de la comunidad menonita fueron sus exitosos esfuerzos por evangelizar a los indígenas en el Chaco. ¿Era esto realmente necesario? ¿Podrían haber compartido sus conocimientos agrícolas sin cambiar sus creencias y cultura? Aunque las estadísticas menonitas muestran los resultados positivos de este intercambio intercultural mediante la mejora de la calidad de vida de los grupos nativos por la disminución de la mortalidad infantil, el aumento de la población indígena por año y el acceso a la educación formal, no estamos de acuerdo con su adoctrinamiento religioso pues para nosotros es una intrusión que irrespeta las creencias tradicionales nativas y asume que están equivocados. Representa una forma de genocidio cultural.
Viajamos a través de los paisajes orientales del Paraguay que se caracterizan por áreas verdes y planos interminables donde las vacas pastan y contienen muchos recursos de agua en forma de pantanos, lagunas y ríos. El clima de Paraguay es conocido por alcanzar temperaturas muy altas y estábamos tratando de prepararnos mentalmente para el calor, pero el país estaba experimentando inusuales fuertes lluvias causadas por el fenómeno El Niño. Nuestros primeros días en Paraguay fueron calientes y húmedos, luego la lluvia imparable vino y toda la tierra roja se volvió turbia. Nunca habíamos imaginado que Paraguay podía sentirse frío. Después de visitar Concepción por un par de días, nos dirigimos a un pequeño pueblo llamado Santa Rosa del Aguaray. La ciudad es la puerta de entrada a la Reserva Natural Laguna Blanca, probablemente el lugar más hermoso que visitamos durante nuestros días en Paraguay. La reserva es hogar a tres animales en peligro de extinción y ofrece un entorno muy tranquilo para el campamento, el alojamiento y el ecoturismo. La reserva ofrece muchos senderos para caminar alrededor de la hermosa laguna de arena blanca con una brisa constante que nos dio la sensación de que estábamos en el Caribe. No pudimos cansarnos de ella. La única queja que tuvimos luego de acampar allí por dos noches es el haber tenido que irnos tan pronto.
En Asunción, admiramos la arquitectura colonial mezclada con graffiti mientras intentábamos esquivar los carros al cruzar las intersecciones sin semáforos. Desde Asunción, visitamos Itauguá, un pueblo famoso por sus coloridos y detallados bordados ñandutí. Desde la ciudad de Encarnación, visitamos las ruinas jesuíticas de la Santísima Trinidad del Paraná y Jesús Tavarangue, dos de los tres que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La visita guiada nos dio una gran cantidad de información con respecto a la forma en que estas comunidades autosostenibles y cooperativas fueron formadas por los sacerdotes jesuitas y los nativos guaraníes que solían funcionar en armonía y eficacia hasta que el Imperio Español expulso a la congregación jesuita de las Américas en 1768. Desde Ciudad del Este, visitamos la represa de Itaipú, la mayor presa de agua en América del Sur. La represa produce electricidad para Paraguay y Brasil, que forman un acuerdo binacional gracias a las aguas del segundo río más grande de América del Sur, el Paraná. La electricidad producida aquí se divide entre los dos países y representa el 80% de la electricidad utilizada en el Paraguay y el 20% en Brasil.
Dejamos Paraguay caminando a través del puente que une Ciudad del Este y Foz de Iguazú sobre el gran río Paraná. Paraguay no es un destino turístico importante en América del Sur, pero es culturalmente único, interesante y naturalmente bella. ¡Su gente es sin lugar a dudas el mayor tesoro de esta joya intacta esperando a ser explorada!
A continuación les presentamos lo que más disfrutamos en Paraguay:
Alimentos y bebidas
Cerveza Polar
Mandioca: Yuca
Tereré: Té de yerba mate frío que se consume comúnmente
Carne a la parrilla
Pollo a la parrilla
Lomito árabe: envoltura shawerma
Sopa Paraguaya: similar al pan de maíz
Cerveza Victoria
Asaditos: pinchos de carne
Sopa de pescado
Lengua de ternera en salsa roja
Chipa: pan de yuca y queso
Marinera: pollo frito en harina huevo
Sitios y actividades favoritas
Relajarnos en la hermosa y tranquilas aguas de la Laguna Blanca
La sensación de estar en otro continente mientras escuchábamos a los paraguayos hablando guaraní
Disfrutar la compañía de los paraguayos mientras compartían Terere con nosotros
Personas
Graciani: de Paraguay, lo conocimos en Santa Rosa del Aguaray a la espera de un bus.
Juan: de Paraguay, nos recogió cerca de Laguna Blanca mientras estábamos echando dedo y nos llevó hasta Asunción.
Ariel: de Argentina, nos conocimos inicialmente en Tanzania, luego pasamos una semana en su casa de Buenos Aires y esta vez nos reencontramos en Asunción unos días.
Favio y Norma: de Paraguay, amigos de Ariel que fuimos a visitar a Itauguá.
Arleti y sus hijos (Ali y Hadi): de Paraguay / Brasil, amiga de una amiga quien fue lo suficientemente dulce con nosotros como para acogernos en Ciudad del Este.
Animales que vimos
Mariposas de colores
Sapos
Serpiente
Caballos
Dichos comunes
Mandioca = yuca
Tereré = té de mate frío que se consume comúnmente
Yuyos = hierbas usadas para tereré
Mburucuyá = fruta de la pasión o maracuyá