Nueva Zelanda

Viajando por el río Whanganui

Nueva Zelanda tiene varias travesías de varios días con mochila. Hay ocho denominados específicamente como los grandes paseos de Nueva Zelanda. A nosotros nos encanta caminar y acampar en medio de la naturaleza, así que completar uno de estos grandes paseos era una de nuestras metas. Nos decidimos por uno que es bastante único en comparación con el resto de ellos, el viaje por el río Whanganui. Esta ruta implica un viaje en canoa de varios días por el río.

Los dos estábamos un poco indeciso antes de hacer este viaje, ya que ninguno de nosotros había remado en un río antes. La única experiencia había sido una competencia en una canoa pequeña de concreto que Sal había tenido en la universidad. Seguimos adelante con nuestros planes luego de descubrir que no se requería experiencia previa.

El viaje duró tres días navegando en el río a través de montañas y bosques. La mayor parte del río se encuentra dentro del Parque Nacional Whanganui. Los maoríes, el pueblo indígena de Nueva Zelanda, cree que cada recodo del río tiene un guardián que controla la fuerza de la vida de ese lugar. La aventura total fue de 87 km (54 millas) de largo, empezando en Whakahoro y terminando en Pipiriki.

Alquilamos una canoa y todos los accesorios necesarios en la ciudad de Ohakune. Nos embarcamos en el río en Whakahoro. El mismo día conocimos otras personas que comenzaban el viaje con nosotros: Gerardo de México estaba en un kayak; Dmitry de Francia también estaba en un kayak, Paul y Jennifer de los EE.UU. estaban en una canoa, y Richard de Inglaterra y Alex de los Países Bajos también estaban en una canoa.

Remando

Nuestro primer día remando nos sentíamos como que éramos uno con el río. Presenciar el paisaje tranquilo y hermoso nos hizo creer que realmente había una fuerza vital. Pasamos por varias cascadas pequeñas y cabras salvajes que nos veían pasar. La mayor parte del día fue despejado y tranquilo, condiciones ideales para relajarse y simplemente remar de vez en cuando. ¡El único problema que enfrentamos fue no tener suficiente vino! Pasamos la primera noche en camarotes en el campamento John Coull. La cabaña incluye baños, camas y una cocina en muy buenas condiciones.

Silencio en el río Whanganui
Campamento John Coull

El segundo día amaneció con lluvia fría. Remamos continuamente para mantenernos calientes. Tuvimos la oportunidad de admirar una familia de patos nadando junto a nosotros. Había una mamá pato, papa pato y cuatro paticos, con uno de ellos quedándose atrás y tratando de nadar rápido para alcanzar a su familia porque tenía miedo de nosotros. Nuestra primera parada para almorzar normalmente debía tomarnos t tres horas y media, pero como estábamos remando tanto lo hicimos en dos horas y media. Para este momento ya había cesado la lluvia y decidimos tomar una caminata de cuarenta minutos hasta “Bridge to Nowhere” (El puente sin destino) para almorzar. El tiempo siguió cooperando mientras remábamos por hora y media hasta el campamento Tieke Kainga donde pasamos la noche. Tieke Kainga es el hogar de un “marae maori”, o lugar de reunión religiosa, y nos dijeron que si había indígenas maorís en el momento en que llegáramos nos harían un recibimiento y tendríamos que
participar en un “powhiri” o bienvenida maorí. Nos sentimos decepcionados pues no hubo allí ningún maorí para recibirnos.

Campamento Tieke Kainga
El puente sin destino

Empezamos nuestro tercer y último día teniendo que sacar una gran cantidad de agua que entro en nuestra canoa mientras la metíamos al río. Tras superar con éxito la limpieza de la canoa, remamos tranquilamente por un par de horas hasta que enfrentamos una tormenta de viento que nos dificulto el viaje. Cuando remábamos parecía como si no nos moviéramos, pero si dejábamos de remar nos íbamos hacia atrás. Nos tomó mucho tiempo llegar a nuestro destino final en Pipiriki. En algún momento pensamos que no habíamos visto la señal, ¡pero cuando vimos el letrero nos sentimos aliviados al saber que no tendríamos que ser rescatados!

Aunque hubo en algunos momentos las condiciones del tiempo no fueron ideales, la experiencia de estar a solas con el río Whanganui y la Madre Naturaleza son irremplazable. Tuvimos la oportunidad de escuchar los sonidos de la fuerza de la vida del río en muchos sentidos: la tranquilidad, la lluvia tocando el agua del río y el silbido del viento en el cañón. Este viaje de tres días fue una oportunidad para participar en el más singular de los Grandes Paseos de Nueva Zelanda.

Caminando hacia nuestra canoa

Remando en el río Whanganui

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