Indonesia

Un paseo por los campos de arroz de Ubud

Mientras contemplábamos los campos de arroz en Ubud, Bali, Indonesia tuvimos la suerte de conocer a Wayan, un agricultor de 47 años de edad, que nos dio la bienvenida a disfrutar de una vista más cercana de su tierra, con una sonrisa dulce y el sabor refrescante de sus cocos a través de pajillas orgánicas de bambú.

Wayan siempre ha vivido en Ubud y nunca ha dejado Bali. Antes de él, en su tierra ya se cultivaba arroz bajo las manos cuidadosas de su abuelo y su bisabuelo. La siembra de arroz es una tradición familiar para Wayan y muchos otros en Ubud. Él nos guio en una caminata de 4 horas por los campos de arroz. Los sembrados que visitamos están 2 kilómetros al norte del centro de Ubud y caminamos en total un circuito de 8 kilómetros en torno a estas obras maestras de ingeniería viviente con aguas circulantes.

Wayan

Durante nuestro paseo, Wayan nos educó sobre el proceso de la siembra del arroz. El cultivo de arroz toma unos 120 días antes de la cosecha. El arroz se siembra y se cosecha dos veces al año en Ubud. Las temporadas de siembra son entre los meses de enero-febrero y julio-agosto, mientras que la época de cosecha es durante abril-mayo y octubre-noviembre, respectivamente. Wayan nos explicó que su producción de arroz es sólo para autoconsumo y con ella tiene lo suficiente para alimentar a su familia durante todo el año. Su familia incluye a su esposa, sus dos hijos y sus padres.

Antes de plantar el arroz, la tierra debe ser deshierbada y abonada. Wayan y muchos otros agricultores en el área alquilan un pequeño tractor para preparar el suelo. Él nos explicó que los tractores hacen que este trabajo sea más rápido y fácil. Una gran cantidad de productores de arroz también crían patos en sus campos porque estos son útiles en el proceso de deshierbe y fertilización de la tierra, así como la producción de huevos para el consumo diario y constituyen una segunda fuente de ingresos cuando se venden a los restaurantes locales.

El arroz se planta primero en una sección pequeña y protegida en el campo. Después de 15 días, cuando el arroz ha crecido unos centímetros y es lo suficientemente fuerte, el “arroz bebe”, como lo llama Wayan, es separado y trasplantado linealmente en los campos secos. Durante los próximos 105 días, se permite la entrada lenta de agua dentro de las plantaciones de arroz, mientras que los agricultores observan y protegen las plantas en crecimiento. Y cuando el arroz toma un color dorado, las plantas se cosechan. A partir de entonces, el arroz se deja secar al sol, se almacena y finalmente se limpia a través de un proceso de molienda en el que se remueve la cáscara y la capa de salvado. Wayan nos explicó que los agricultores pagan por la molienda de su arroz, el cual se lleva a cabo en una máquina especial y no toma mucho tiempo.

Producción de arroz

Wayan nos habló sobre la forma en que el turismo ha cambiado la vida de las personas en Ubud durante los últimos 10 años. Dijo que antes de que el turismo fuera tan fuerte, ser agricultor era el único trabajo posible para los hombres y mujeres de la zona. Ahora, el turismo ha traído otras oportunidades de empleo y ser un agricultor no es la única manera de vivir. Explicó que antes de que llegara el turismo a Ubud, la población era físicamente más activa y saludable, pero ahora debido a los cambios de estilo de vida enfermedades como la diabetes están empezando a aparecer a temprana edad.

“Otra casa de los occidentales”, dijo Wayan con tristeza mientras nos mostraba las casas enormes de retiro que los extranjeros están construyendo en medio de los campos de arroz. “No saben lo que están haciendo y están cometiendo un error. Los turistas vienen a Ubud porque aman la naturaleza, nuestras tradiciones, y los campos de arroz. Vendiendo las tierras están acabando con la razón por la cual los turistas vienen”. Wayan explica que la mayoría de los campos de arroz son propiedad de los “reinos” y no de los agricultores. La gente rica en Bali es la que está tomando la decisión de vender la tierra. También expreso que se siente con suerte de ser el dueño de su tierra y aclaro que nunca la venderá. Para los extranjeros las hermosas vistas de los arrozales son un lugar exótico para disfrutar de su jubilación, pero para las familias en Ubud esta tierra representa su identidad y fuente de sustento por generaciones. Ningún dinero debería ser suficiente para pagar y destruir la historia de toda una comunidad. Después de unos meses de viaje, seguimos preguntándonos cuánto daño tiene que hacerse antes de que podamos aprender a respetar la cultura de otras personas y dejar de interferir.

Frutas

Está claro que Wayan no está en contra del turismo en Bali. Al guiarnos en un paseo alrededor de Ubud y enseñarnos tanto sobre su entorno, nos dio una buena muestra de lo que el turismo debe ser: una experiencia respetuosa de disfrute y conocimiento de un nuevo lugar que se trata de dejar como si jamás se hubiera visitado. Wayan también nos enseñó sobre muchas otras plantas que crecen alrededor de los campos de arroz, educándonos sobre sus propiedades nutricionales y medicinales. Pudimos ver cacao, café, banano, coco, vainilla, papaya, fruta de piel de serpiente, limoncillo, durian, jackfruit, batata, yuca, pepinos, y los árboles de clavo de olor. También nos explicó cómo el Arak, una bebida alcohólica tradicional de la flor de los árboles de coco, y el vino de arroz se hacen.

Wayan fue abierto a compartir con nosotros aspectos de su cultura y su religión, explicándonos que en el hinduismo, el dinero se utiliza únicamente con tres fines: alimentación, educación de los hijos, y ofrendas a los Dioses. “Y es por eso que nosotros los hindúes somos personas felices, no se necesita dinero para otra cosa”, dijo Wayan. También nos explicó que los niños reciben nombres en base su orden de nacimiento, y todos los primogénitos, hombres o mujeres, se llaman Wayan. Nos contó sobre la celebración a Saraswati (Diosa de la Creatividad y la Educación), que tuvo lugar en el templo el día antes de nuestra caminata. Wayan nos explicó que las lunas nuevas y llenas son días importantes de celebración en el templo para los hindúes.

La generosidad de Wayan nos llenó de conocimientos y paisajes inolvidables en tan sólo unas horas de caminata. Compartir con él, hizo de nuestro viaje a Indonesia una experiencia real que vamos a recordar por el resto de nuestras vidas. A su solicitud, hemos puesto su fotografía en este artículo pues él tiene la esperanza de recibir publicidad en pro de un turismo consciente en Bali. Estamos seguros de que para el será un placer llevarlo de paseo 🙂

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