Etiopía

Caminata por la montañas de Simien

El 16 de abril de 2014, iniciamos una caminata de 5 días por las montañas de Simien. Nuestro viaje comenzó en la sede del Parque en Debark, donde organizamos la ruta pagando los permisos de campamento, ingreso al parque y los honorarios obligatorios del explorador. Los visitantes deben ser acompañados en todo momento por un explorador armado asignado por el Parque Nacional, que es conocedor de la zona y los senderos. También alquilamos sacos de dormir en Debark en una oficina de la comunidad cerca de la sede del Parque. Cada uno de nosotros llevaba una mochila con aproximadamente 10 kilogramos de peso (22 libras) que incluían alimentos para 6 comidas, 3 litros de agua, entredías, ropa térmica, colchonetas, sacos de dormir, tienda de campaña, equipo de primeros auxilios, tabletas de purificación de agua y otros elementos esenciales para el campamento. Para viajeros independientes como nosotros, el Parque Nacional de las Montañas de Simien es un destino excelente. Las entradas al Parque son económicas y todos los arreglos se pueden hacer en el mismo día que se desea iniciar la caminata.

Primero pensamos que tener que caminar con un explorador del parque no nos iba permitir disfrutar de la experiencia, pero nos equivocamos, Zodu, nuestro explorador, se convirtió en el mejor apoyo que necesitábamos para hacer posible este viaje inolvidable. Siguiendo las recomendaciones de nuestra guía de viaje habíamos planeado la caminata desde Debark a Chenek con retorno incluido, en un total de 5 días. Nuestro itinerario inicial era caminar 14 kilómetros (8,7 millas) de Debark a Buyit Ras en el primer día, 25 km (15.5 millas) de Buyit Ras a Geech en el segundo día, 20 km (12.4 millas) de Geech a Chenek en el tercero y completar el regreso a Debark durante los dos últimos días, pasando una noche en Sankaber.

Poco después de haber concluido todos los arreglos de la oficina del parque, nos presentaron a nuestro guía Zodu y empezamos a caminar desde Debark a Buyit Ras. Zodu nos guio en el camino con cortesía y paciencia. El camino que seguimos es un atajo que cruza las comunidades que viven en la periferia del parque nacional. Aunque el paisaje espectacular estaba por llegar, disfrutamos de la oportunidad de acercarnos a la vida de los lugareños. Habíamos estado soñando con esta caminata durante meses, pues había pasado casi un año desde la última vez que hicimos una caminata de varios días hasta el campamento base del Everest en Nepal.

Zodu, nuestro explorador

El primer día de caminata fue agradable hasta que una colina empinada al final del sendero nos frenó y nos recordó que llevábamos muchos meses fuera del juego. Cuando llegamos al campamento de Buyit Ras, estábamos cansados ​​pero decididos a continuar al día siguiente. Esta caminata de 4 horas fue un buen comienzo a nuestro objetivo de volver a estar en forma.

Acampando en Buyit Ras

Nos levantamos temprano en el segundo día y comenzamos a marchar a las 7 am. Sabíamos que teníamos un largo día, con 25 km (15,5 millas) por delante de nosotros, pero como este itinerario había sido recomendada por nuestro guía de viaje, creímos que era posible.

Mono Gelada

Las primeras 4 horas de la jornada se destacaron con vistas espectaculares y numerosas familias de monos Gelada. El paisaje era magnífico y dramático. Fue formado por innumerables erupciones volcánicas que tuvieron lugar hace 40 millones de años y produjeron las cumbres famosas de las montañas de Simien. Estábamos emocionados de estar cerca de uno de los mamíferos endémicos de Etiopía, los monos Gelada. Estos monos peludos poseen el más complejo sistema de comunicación de cualquier primate no humano y el sistema social más sofisticada: las mujeres deciden quién es el jefe, los machos jóvenes forman grupos de solteros y los machos de mayor edad realizan una especie de papel de abuelo para cuidar a los jóvenes.

Monos Gelada

A medida que continuamos la caminata, el terreno y el incremento en la altura intensificaron el desafío. Las últimas 2 horas de la caminata se caracterizaron por lo que parecía una secuencia interminable de colinas. Cuando llegamos al campamento Geech, a unos 3.600 metros de altitud (11.800 pies), habíamos caminado un total de 9 horas. Gisela estaba agotado, le dolía el pecho y ambos pies tenían ampollas. La dureza de la experiencia le hizo negarse a continuar siguiendo el itinerario de excursión recomendada por la guía de viaje. Los 20 kilómetros (12,4 millas) para el próximo día, de Geech a Chenek auguraban ser aún más difíciles y no creía que fuese prudente empujar más su cuerpo.

Cascada

 Durante toda la caminata en el Parque Nacional de las Montañas de Simien, nunca conocimos a otros viajeros siguiendo una ruta de caminata con distancias tan largas y llevando sus mochilas al mismo tiempo. Todos los turistas seguían un itinerario de caminata corto por día y pagaban mulas para llevar su equipaje. Aunque Sal se sentía bien y quería continuar, nos pusimos de acuerdo para modificar el plan. Decidimos pasar 2 noches en el campamento de Geech y caminar 10 km (6,2 millas) en nuestro tercer día hasta Imet Gogo. Imet Gogo está situado a unos 3.900 metros de altura (12.800 pies) y es conocido como el mejor punto de vista de las montañas de Simien. ¡El paisaje desde allí es sencillamente espectacular, estábamos felices! En el camino de regreso al campamento de Geech se nos unió la lluvia y el granizo. Decidimos disfrutar de las últimas horas del día calentándonos y jugando cartas dentro de la carpa.

Imet Gogo

En el cuarto día también nos despertamos temprano y empezamos a caminar de regreso a las 7 am. Caminamos de nuevo los 25 km (15,5 millas) de Geech a Buyit Ras pero esta vez la variación en la dirección y la altitud nos permitió completarlo en solo 6 horas. Durante nuestros días de caminata, estuvimos constantemente sorprendidos por la fuerza de Zodu. Él caminó sin vacilar, sin agua y sin alimentos. No podíamos creer que era humanamente posible caminar tantas horas bajo el sol sin tomar un sorbo de agua. Mientras nosotros nos esforzábamos, él cantaba, llevaba sólo unas sandalias de plástico delgado y sus pasos eran siempre firmes. Nos caímos y nos deslizamos un par de veces, pero él jamás, su mano estuvo siempre lista para levantarnos y motivarnos a continuar. Como él, muchos otros adultos y niños caminan sin descanso por las montañas, la mayoría de ellos descalzos. Nos encantaron los niños pequeños agitando sus manos y corriendo hacia nosotros gritando tan fuerza “hola.” Los niños nos pidieron dinero muchas veces y aunque eso nos incomoda, ser testigos de sus condiciones de vida en las montañas nos ayudó a comprender su situación.

Durante los días de caminata, nuestra comunicación con Zodu se basó en señas y las pocas palabras en inglés que él sabía. Por desgracia, no logramos aprender amárico y nuestra capacidad de hablar con él fue limitada. Sin embargo, a través de los días juntos, nuestra relación con Zodu se hizo más fuerte y venció las barreras del idioma. Zodu fue nuestro líder, mapa, fuente de apoyo, risas y mejor amigo en las montañas. En el momento en que llegamos a Buyit Ras, todos estábamos de buen humor. Zodu tenía muchas ganas de llegar a Debark al día siguiente para la celebración de la Pascua. Después de 55 días de ayuno, la idea de comer carne e irse de baile al azmari (bar tradicional) lo estaba tentando.

Korofi
Sal jugando béisbol con los niños locales

En nuestra última noche de camino, compramos algunas korofi (cerveza local), Sal y Zodu disfrutaron tomándose dos latas llenas cada uno. Aunque la presentación de esta bebida no es atractiva, pues es servida en una lata de salsa de tomate, su temperatura fresca y su sabor fue una gran sorpresa y el motivo de muchas bromas y risas entre nosotros. Niños y adolescentes locales llegaron al campamento atraídos por la presencia de los faranji (extranjeros). Sal paso horas jugando béisbol con ellos, batear se convirtió en una sensación en el pueblo.

Enseñándole a los niños a jugar béisbol

Jugando béisbol

En la mañana de nuestra quinta y última jornada, caminamos durante 4 horas hasta terminar los 14 km (8,7 millas) entre Buyit Ras y Debark. Al final del viaje, tan llenos estaban nuestros pies de ampollas como nuestros corazones de alegría. No cabe duda de que la caminata fue desafiante y gratificante. Apreciamos la naturaleza y la oportunidad de estar en contacto con la comunidad en las montañas de Simien. Terminamos la caminata en el mismo día en que los 55 días de ayuno de los Cristianos Ortodoxos había culminado. Por primera vez en nuestras vidas la Pascua y la conmemoración de la resurrección de Jesús podría ser inolvidable y significativa. Después de mucho tiempo sin irnos de excursión, nuestras almas y cuerpos habían vuelto a la vida y estábamos deseosos por probar finalmente un delicioso platillo carnívoro en Etiopía 🙂

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