Lo mejor de Irlanda

Irlanda fue el escenario perfecto para aprender, sentirnos como en casa, contemplar castillos antiguos y enamorarnos de la naturaleza. La gente de toda la isla es amable y servicial. Parecían siempre felices al vernos, con ganas de conversar, saber si estábamos disfrutando su nación y emocionados al decirnos lo afortunados que éramos por venir justo antes de uno de los mejores veranos que han tenido en varios años. Nos encantó la música irlandesa y pudimos disfrutar de ella en bares locales. Nos quedamos fascinados con el fútbol gaélico y el hurling, que son deportes nativos de Irlanda que se juegan con pasión y sin interés lucrativo. Descubrimos que Belfast fue el hogar del montaje del famoso Titanic. En el norte de Irlanda visitamos la Calzada del Gigante (Giant’s Causeway) y la isla Carrick-a-Rede. Los pilares geométricos de la calzada robaron nuestra atención durante horas. Parecían hechos con tal perfección, una prueba más del poder y la magia de la naturaleza. Las calles de Belfast y Derry hablaron de las tragedias y el movimiento por los derechos civiles de los años 80 y 90. También aprendimos que los colores de la bandera de la República de Irlanda representan la historia de conflictos y resolución entre católicos y protestantes. El verde simboliza San Patricio, el naranja el Rey de la Naranja de Holanda y el blanco la paz entre ellos. En Dublín bebimos cerveza Guinness y más Guinness, y también exploramos diferentes sitios de la ciudad, por supuesto. Visitamos la antigua cárcel de Kilmainham en Dublín, fue sin duda una experiencia conmovedora. Desde Galway viajamos a los acantilados de Moher y nos sentimos llevados por el paisaje espectacular. En el Parque Nacional de Killarney, navegamos y paseamos entre lagos y colinas verdes. Dedicamos tres semanas de nuestro tiempo en el sur de la isla para hacer WWOOFing en un cultivo de flores y comer verduras orgánicas. Este ha sido el periodo de tiempo más largo que hemos pasado en un solo lugar desde que empezamos nuestro viaje por el mundo. Se sintió muy bien reducir la velocidad y celebrar nuestro segundo aniversario en carretera conectados con la naturaleza y la vida sana.