Lo mejor de Uruguay

Por todas partes por donde anduvimos, tuvimos el placer de conocer uruguayos amables, sociables, sencillos y conversadores. El estilo de vida y los valores de su gente parecen estar fuertemente ligados al campo y la naturaleza. Ellos parecen tener siempre los pies sobre la tierra, sin pretensiones, adheridos y orgullosos de su cultura. Su presidente José Mujica, quien es admirado y respetado por tantas personas en el mundo, es sin duda un gran representante de lo que distingue y orienta la vida de los uruguayos. Enviamos algunos mensajes de correo electrónico a la oficina del presidente con la esperanza de tener la oportunidad de conocer a José Mujica en persona y aprender más acerca de él, pero por desgracia no recibimos una respuesta. Aunque no tuvimos la oportunidad de darle la mano a “Pepe”, como la mayoría de los uruguayos lo llaman, admiramos su resiliencia, honestidad y liderazgo. Es un ejemplo de esperanza y paz para muchas naciones que tratan de superar una historia de violencia, lo consideramos y reconocemos como “el Mandela de América Latina.” José Alberto Mujica Cordano nació en Montevideo el 20 de mayo de 1935. Durante los años setenta, los tiempos de la dictadura militar en Uruguay, Mujica se convirtió en un miembro activo del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, un grupo guerrillero que luchó contra el régimen militar. Durante sus años en la guerrilla, José Mujica fue herido y arrestado 4 veces. Pasó un total de 15 años de su vida en prisión, el período más largo fue de 11 años consecutivos desde 1972. Durante los años que Mujica pasó en la cárcel estuvo constantemente aislado y fue víctima de múltiples formas de maltrato físico y psicológico. José Mujica fue uno de los rehenes que la dictadura militar mantuvo bajo amenaza de ejecución para impedir que los Tupamaros actuaran contra su régimen. Mujica solo recuperó su libertad el 8 de marzo de 1985 luego de que se restableciera la democracia en Uruguay y desde entonces comenzó su camino formal en la política. Durante su desempeño en diferentes posiciones en el gobierno, Mujica se ha caracterizado siempre por su honestidad y lealtad a sus principios. Ni la tortura ni el poder han sido lo suficientemente fuertes como para corromper su corazón y sus ideales. Como presidente de Uruguay desde 2009, renunció a vivir bajo el techo lujoso de la Casa Presidencial. En su lugar, optó por quedarse en su “chacra”, una casa pequeña y humilde en el campo con su esposa Lucía Topolansky, quien es senadora y su perra de tres patas, Manuela. Mujica dona el 80% de su sueldo a organizaciones humanitarias y sus decisiones sabias le ha dado el apodo no muy preciso de ser “el presidente más pobre del mundo.” La verdad es que José Mujica es único en su clase. Su capacidad para resistir los horrores de la guerra y convertirse en un líder en pro de la paz nos inspiró. ¡La historia de Pepe Mujica es sin duda un legado que debe seguirse y el mejor ejemplo que podemos darles de lo maravillosos que los uruguayos pueden ser!